Así se refirió don Oscar al resultado del "latinobarómetro" sobre percepción de la democracia, en que Costa Rica bajó 16 puntos, señalando que es equivocado que un 79 % de los costarricenses crean que el país está gobernado por un grupo pequeño pero muy poderoso, para su beneficio y no el de toda la población.
Los ticos sentimos que nuestra democracia ha decaído. ¿Qué se podría esperar luego de lo que vivimos con la mediatización dada para el frauderendum?
No se trata solo del gobierno en favor de una minoría muy pequeña y privilegiada. Los indicadores del coeficiente de gini; la distancia en la distribución del ingreso entre los percentiles más bajos y los más altos de la población; los recursos para vivienda que se quedan sin invertir en las arcas estatales; los recursos destinados a consultorías innecesarias; la destrucción y reconstrucción de carreteras como negocio; la pérdida de recursos en trámites que los costarricenses debemos realizar cotidianamente ante burocracias, en el mal sentido, enraizadas desde la emisión de las mismas leyes; los procedimientos absurdos que inmovilizan la actividad productiva y provocan desesperación en quienes desean mejores condiciones de vida; la burla con simulacros de participación mediatizada por favorecimiento clientelares y mayorías conseguidas con ofrecimientos y amenazas encubiertas. El doble y hasta triple pago por servicios de seguridad y educación en los que el estado, particularmente los gobernantes, demagógicamente se han comprometido y no han podido cumplir.
Todos son indicadores del debilitamiento de la democracia que la población manifiesta en ciertas encuestas de opinión.
Todavía hay sectores aparentemente muy educados, que no han comprendido que la democracia del siglo XXI ha dado un salto cualitativo con el uso de los medios de información y comunicación. Ya no es tan fácil esconder los chanchullos y las mordidas ante la población. De la nada surge quién ponga en jaque al corruptor hipócrita, que con adornada elocuencia logra imponer su criterio mediante la concesión de favores y el "dame porque yo te doy". Barack Obama ha calificado bien a los cabilderos de pasillos, cafeterías y mesas de cantina. Algunos han tenido que llegar hasta el banquillo a procurar la demostración de su inocencia.
No obstante, de la misma manera que se conserva la posibilidad de opinar, el Presidente de la República tiene una percepción particular sobre la percepción de un sector importante de costarricenses. Esto llama la atención a los analistas y estudiosos de nuestra democracia, que cada vez más se preguntan cómo es que Costa Rica lleva un rumbo en retroceso, como el cangrejo. Los datos indican que las águilas se quedaron en las alturas y han sido incapaces de bajar a darse cuenta de las verdaderas necesidades que afectan al país.
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